La Música es para compartir, no para competir.

Durante un ensayo realizado para un concierto en la Sala Zegers de la Universidad de Chile, junto a su director académico Wilson Padilla y el compositor Eduardo Padilla, un colega guitarrista clasico llamado Lorenzo Cornejo, nos compartió la grata sorpresa de la publicación de un libro de su autoria llamado, "Trasandinas para guitarra", un muy buen material educativo y musical. Y una de las cosas que me dejó en profunda reflexión fue (y cito textual sus palabras), "La Música es para compartir... No para competir", desde ese entonces no he parado de disfrutar y citar una y otra vez sus palabras, ya que con mucha razon acierta en uno de los vertices más grandes y toxicos del mundo musical. Muchos interpretes y compositores compiten arduamente entre si, haciendo que la música se transforme en un miserable campo de batalla, donde solo uno o algunos de los participantes son reconocidos (y no siempre son los mejores, técnica y/o integralmente hablando) y el resto está obligado a luchar con más voluntad para poder realizarse en su pasión o desertar en la frustración y buscar otros medios para poder subsistir.

Somos Músicos, Somos Colegas, Somos Comunidad.

Si queremos el desarrollo cultural, artistico, intelectual y social en nuestro país, es estrictamente necesario compartir, a través del compartir estamos intercambiando conocimientos, estamos colaborando al despertar individual y colectivo de la conciencia, y estamos abriendo y desarrollando más espacios en el medio para más y más músicos que tienen un muy buen material que compartir con el mundo, estamos valorando el trabajo musical (que no es nada fácil) y ampliando fronteras en el campo artistico y cultural.

Me ha tocado participar en variados festivales internacionales y giras, y por experiencia propia, puedo decir que al compartir con humildad y sencillez, el aprendizaje y conocimiento recibido (sea el nivel que sea que se posea) es increiblemente enriquecedor, es un gran aporte a nuestras carreras y a nuestros alumnos, que despues reciben todo lo que les entreguemos. Si enseñamos con amor, con la misma pasión que ocupamos para estudiar y tocar, las siguientes generaciones de musicos y artistas serán cada vez más inclusivas y desarrolladas en calidad técnica e integral... lo que significa que habrá mejores personas, que nos llevarán al desarrollo antes mencionado, cultural, artistico, intelectual y social.

Cuando se comparte en la musica se aprende mucho más.

La Música es para compartir... No para competir.

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