Se ha dicho mucho sobre estudiar en tiempos de esta pandemia y confinamiento, las debilidades del sistema educativo, los problemas de conexión, los computadores, el wifi, pero y qué pasa con el yo?
El "yo" esta atravezando una etapa dificil de automantención de la propia motivación por continuar en un ritmo cada vez más mecánico. No es de extrañar que muchos estudiantes demuestren apatía y desinterés en su nueva etapa de estudio, y no se trata de trabajos largos ni de profesores aburridos, los profesores tienen también sus propios demonios que exorcisar con todo esto. Se trata de que los estudiantes deben luchar a diario con su propia automantención de motividad y mucha de ella necesita de la energía presencial de los otros. el contacto fisico, el estar en el aula, en oir a sus compañeros justo a su lado y no por un auricular, el molestarse por aquellos que solo hablan tonteras, por los que salamean a sus profesores, por el cansancio de estar sentados en esos pupitres tiesos, ahora tan añorados. Se trata del ser social que de un momento a otro solo desaparecio y nos enviaron en su reemplazo miles de imagenes tras la pantalla de aquellos que extrañamos tanto.
No esta siendo fácil estudiar en tiempos de confinamiento, aunque la llamada "sociedad globalizada" se harte de decir que esta uniendo mundos, el confinamiento obligatorio esta demostrando que esa dichosa unión no sirve de nada sin la presencia fisica del otro, sin su risa o quejas a un brazo de distancia de nosotros. Los estudiantes están perdiendo el interés por que su mayor anhelo al ir al colegio es ver y escuchar a aquellos que los hacen tan felices y tan tristes al mismo tiempo y definitivamente esas charlas en los pasillos a la hora de recreo cuando el mundo es tan simple y las conversaciones unen tanto hacen mucha mella por su falta.
Estamos aprendiendo a extrañarnos!