Utilizar historias para enseñar matemáticas favorece que el estudiante se involucre con los personajes y de igual forma que le importe que les pasa, esta mezcla entre el drama y los personajes, desarrolla en el estudiante una empatía con el tema que se desarrolla y por ende su total atención en la exposición de la clase.
Indudablemente las historias tienen poder y todo está en la forma como estás se usen. El poder de la narrativa es muy compatible con la enseñanza de las matemáticas, ya que una historia emotiva hará que el cerebro genere todo su potencial para la solución del problema.
Al iniciar una historia esta genera incertidumbre y el estudiante estará atento a recibir toda la información posible para salir de la misma, sin embargo, el desarrollo de la historia debe incluir nuevos conocimientos, que vayan más allá de los previamente adquiridos o de lo contrario ya se conocerá la solución ya que el cerebro predecirá el desenlace con base en lo que conoce. De forma que es muy importante introducir el elemento sorpresa, ese que nos obliga a adquirir un conocimiento diferente al que ya se posee, esto mejorará la disposición por aprender ya que hay algo nuevo por descubrir.
El estudiante actual está sometido a una infinidad de estímulos en todo momento, en una clase no solo participa la voz del profesor o lo que se escribe en la pizarra, hay estímulos como el mensaje de texto que recibe, la comodidad de la silla en la que está sentado y otros no tan inmediatos como que pasará en el descanso, en el encuentro del fin de semana, el problema familiar que tuvo en días pasados, etc.
Conseguir que el estudiante ponga atención a las instrucciones matemáticas que se le imparten es fundamental para obtener el éxito en el aprendizaje, por lo tanto, si se logra que a los estudiantes les importe el aprendizaje que se está impartiendo hará que coloquen toda su atención y esfuerzo en ese proceso y obtener resultados efectivos y en esto las historias pueden ayudar muchísimo.