La relación entre maestro y estudiante debe ser una relación liberadora, que se
da cuando se comparten conocimientos y herramientas útiles y
trascendentales para la vida; un maestro puede orientar a su estudiante en el
amor por la asignatura que orienta, el amor por la investigación, por el trabajo, por
la riqueza de las relaciones de los demás, por la vida y sobre todo, por el
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La relación entre maestro y estudiante debe ser una relación liberadora, que se
da cuando se comparten conocimientos y herramientas útiles y
trascendentales para la vida; un maestro puede orientar a su estudiante en el
amor por la asignatura que orienta, el amor por la investigación, por el trabajo, por
la riqueza de las relaciones de los demás, por la vida y sobre todo, por el
descubrimiento y la construcción de si mismo.
Este aprendizaje se da en la relación interpersonal con los Integrantes de su entorno, en primer
lugar, y en segundo término en la relación significativa y profunda con otros
adultos y pares tanto intelectuales como de su misma edad. Es aquí donde resulta fundamental el papel
del auténtico maestro comprometido con una educación para la vida.
El maestro que pueden lograr la transformación que nuestros
tiempos demandan, exige un alto compromiso hacia ellos mismos y hacia la
comunidad educativa, exige una opción de vida y una jerarquía de valores
orientada a lo humano y a la construcción de un sociedad más justa,