Considero que el proceso de aprendizaje de un idioma va más allá de la simple dependencia de los libros. No creo que se deba limitar el acceso a los recursos solo a través de materiales impresos. Además de las dos horas de clase semanales, propongo que los alumnos construyan su propio espacio de inmersión en el idioma. Es fundamental que exploren y utilicen todos los recursos a su disposición, de manera amigable y accesible. Esto implica incorporar actividades como ver películas en inglés, escuchar música en dicho idioma, sintonizar podcasts, entre otras opciones. La variedad de herramientas contribuirá a una comprensión más integral y natural del idioma. Asimismo, asignar tiempo para repasar lo aprendido en clase mediante la realización de tareas se vuelve crucial. Este enfoque holístico y autónomo en el aprendizaje promoverá un dominio más efectivo y duradero del idioma.