Creo en una educación para el amor y para la vida.
Creo que los niños y las niñas tienen infinitas formas de mirar, comprender y sentir el mundo.
Creo en ser una maestra que juega y explora para enseñar.
Creo en el respeto profundo por los procesos de mis estudiantes y en encontrar en cada uno de ellos los dones que tienen para ofrecerle a los demás y a ellos mismos.
Creo que la única forma de enseñar es amando: amándolos a ellos y al conocimiento que -anhelo- logren construir por ellos mismos.
Creo en ser puente, aprendiz, educadora y caminante junto con la infancia y las familias que acompaño.
Creo en el amor.
Creo en la vida.
Creo en una educación que tenga como máximo horizonte la edificación de un vínculo con el saber, con la vida y con nosotros mismos desde la felicidad.

Si quieres unirte a esta hermosa red que he venido tejiendo durante los últimos años, eres más que bienvenido. ¡Te espero con ansias!