Me encanta que las clases sean vivenciales, desde la experiencia y la cotidianidad. Así nos podremos acercar a una fe de carne y hueso que comprenda la fe y a Dios desde lo humano. No se trata de una teología acartonada sino encarnada en la realidad.
Me encanta que las clases sean vivenciales, desde la experiencia y la cotidianidad. Así nos podremos acercar a una fe de carne y hueso que comprenda la fe y a Dios desde lo humano. No se trata de una teología acartonada sino encarnada en la realidad.