Mis clases se enfocan completamente en el estudiante y su aprendizaje. Más allá de cumplir con la carga, me interesa ver que sí se está llevando a cabo un proceso de aprendizaje. Por eso, no suelo limitarme a conceptualizar y proponer ejercicios que podrían demostrar que el estudiante está captando; el diálogo constante es una herramienta que me ha funcionado anteriormente y que, además, hace muc...
Mis clases se enfocan completamente en el estudiante y su aprendizaje. Más allá de cumplir con la carga, me interesa ver que sí se está llevando a cabo un proceso de aprendizaje. Por eso, no suelo limitarme a conceptualizar y proponer ejercicios que podrían demostrar que el estudiante está captando; el diálogo constante es una herramienta que me ha funcionado anteriormente y que, además, hace mucho más ameno el tiempo de clase. De esta manera el alumno no solo comprenderá mejor el tema, sino que sentirá el proceso de aprendizaje como algo agradable. La confianza, en el contexto profesor-estudiante, debe darse para que uno y otro puedan cumplir sus objetivos en esta dinámica.
Por otra parte, los elementos utilizados (lecturas, ejemplos, temas de diálogo) suelen abarcar distintas áreas del conocimiento, no solo la materia propiamente dicha. Esto se debe a que nunca he considerado el conocimiento como algo restringido y fragmentado, sino como una enorme estructura en la que cada individuo se mueve para tomar lo que le aporte algo. Así, un saber propio de Matemáticas, Filosofía, Física o Historia puede complementar un bien un tema propio de la lengua o la literatura. El estudiante, entonces, tiene la posibilidad de ampliar sus propios conocimientos en distintas áreas al tiempo que llena esos vacíos o necesidades en los aspectos que estamos fortaleciendo.
En fin, mi objetivo es que el estudiante refuerce sus debilidades, falencias o vacíos en el área de Español y Literatura, a la vez que amplía sus conocimientos en todas las áreas del saber, sin sentirse forzado u obligado, sino disfrutando el proceso.
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