Ismael Zapata

Lo primero es conocer al estudiante, permitirle que exprese sus inquietudes, intereses, necesidades, hábitos, formas de gestionar sus tareas, de resolver los problemas que implican el uso del lenguaje no sólo en lo académico sino en la vida vida diaria. A partir de lo anterior negociamos el plan de trabajo respetando le las propias estrategias de aprendizaje. Luego selecciono materiales y actividades para crear situaciones de aprendizaje concretas teniendo en cuenta el objetivo, la metodología y el tema.

Al inicio de una actividad de escritura o de lectura planeada previamente utilizando un lenguaje coloquial enuncio la actividad y doy algunas instrucciones y explicaciones sobre su desarrollo. Verifico que el estudiante sí haya entendido la secuencia de instrucciones, y compruebo que esté trabajando en la tarea correcta y en el tiempo acordado. Pregunto y hablo poco, el aprendiz responde y expone sus intenciones. Luego hago nuevas preguntas, siempre con el propósito de que el aprendiz amplíe su discurso, rellene huecos o razone con más coherencia. Hago sugerencias sobre una o dos instrucciones operativas para mejorar un borrador o para resolver un pregunta : añadir información, re-ordenar, revisar una parte, etc

Para los talleres de escritura utilizo plantillas o esquemas narrativos, cadáveres exquisitos, escritura libre, entre otras estrategias.
Para los talleres de lectura formulo preguntas de reconocimiento de información literal del texto; luego hago preguntas para inferir los significados ocultos en el texto; y por último preguntas de análisis crítico para evaluar la originalidad, los aspectos éticos, estéticos y la veracidad del contenido según el caso.