A lo largo de mi experiencia he descubierto que la filosofía, la historia y las humanidades en general son un componente fundamental en la vida de todos los seres humanos. Estas disciplinas están muy lejos de ser poco realistas o idealistas puramente. Por el contrario, responden a muchos de los asuntos problemáticos que enfrenta el humano del siglo XXI. A raíz de ello he desarrollado un modo particular de orientar mis clases, partiendo siempre de la cotidianidad y los intereses particulares del estudiante, puesto que desde allí es desde donde podrá cuestionar su forma de pensar (filosofía), de comunicarse (español o lenguaje) y la manera en que se han configurado las dinámicas del mundo de hoy (historia o sociales); esto, evidentemente, fundamentado desde las posturas que han dado algunos pensadores destacados a problemáticas similares. Esto garantiza que el estudiante no tenga la sensación de perder su tiempo con autores que hablaron en el pasado y han caducado.

La clase tiene tres pilares sobre los que se fundamentan. El primero es el componente de lectura, donde el estudiante se acerca a una lectura de un autor determinado, normalmente con una pregunta que lo oriente. El segundo es el argumentativo, en el cual el estudiante toma una posición frente al texto leído y la sustenta con argumentos cada vez mas solidos. Y, finalmente, el creativo, ya en este punto el estudiante puede aventurarse en la escritura de textos donde dé cuenta de sus ideas y opiniones. Esta configuración es flexible según la asignatura y las necesidades del estudiante.