Todo lo que puedes aprender asistiendo a psicoterapia

Es una tarea urgente y necesaria naturalizar el hablar sin prejuicios sobre la salud mental y su cuidado, equiparándolo al cuidado de la salud física, algo que actualmente parece estar muy de moda y que celebro mucho como persona con un título en psicología, que durante un tiempo se ha dedicado a crear contenido en salud mental individual, de pareja, familiar y grupal.

Sin embargo, esta moda de salud mental tiene sus bemoles, como la réplica y amplificación de ideas pseudoterapéuticas (porque no tienen ninguna base científica) como el pensamiento positivo irreal, el afán de felicidad eterna, la crianza positiva, el coaching, el PNL, las constelaciones familiares, sanación espiritual, entre otras, que desvían la atención del cuidado real y responsable de nuestra salud mental y la de los nuestros.

También un aspecto que me ha llamado la atención, es lo difícil que puede ser validar nuestras emociones, hablar abiertamente de ellas, un efecto de este positivismo irreal, donde se desconoce que como seres humanos, las emociones no son ni “buenas” ni “malas”, solo son emociones y como tal necesitamos asumirlas, pero que a las personas con título en psicología, de alguna manera se nos ha vetado socialmente el hecho de ser personas, de sentir, de enojarnos, de entristecernos, como si el título universitario fuese toda nuestra identidad y nada más alejado de la realidad.

Entonces como soy una persona con un título en psicología y uno de los aspectos que he aprendido a cuidar es, mi salud mental como el eje principal que organiza mi vida, desde que me gradué hace 23 años, he asistido a terapia, solo que los motivos para consultar y los terapeutas, han sido diferentes.

Aprende psicología

Esto es lo primero que he aprendido al asistir a psicoterapia:

1. La vida al ser dinámica, presenta retos emocionales y psicológicos, por lo que la psicoterapia siempre es diferente y necesaria en todas las etapas de la vida. Por esta razón, decir: “ya fui a psicoterapia cuando inicié la carrera” o “fui a psicoterapia hace 10 años”, no es excusa para no asistir a psicoterapia en el momento actual de la vida. He asumido esta responsabilidad constante conmigo, con mis pacientes y los profesionales que superviso.

2. Cuidarse uno mismo, no es ser egoísta, al contrario, mientras más me concentre en mí, en trabajar mis nudos emocionales, cuidar mi mundo interior, buscar mi paz y tranquilidad, asumir acciones concretas de autocuidado y ponerme a mí misma por encima de los demás, es un principio de cuidado propio y cuidado del otro. Si yo estoy bien, puedo ayudar de mejor manera, puedo relacionarme mejor con los demás.

3. Hablar de salud mental en público no es debilidad, simplemente porque me he reconocido a mí misma como un ser humano que pasa por diversas situaciones, que experimento altos y bajos emocionales, que he aprendido estrategias para afrontar problemas, que he comprendido el para qué hago lo que hago y que puedo compartir mi experiencia, no para que hagan lo mismo, sino para validar que está bien sentirnos mal y evitar a toda costa sentirnos culpables por sentirnos mal.

4. Los otros siempre te van a hablar desde sus subjetividades y marcos de referencia, por lo que a veces es un tanto complicado encontrar personas con las cuales tener una conversación libre de prejuicios personales, la clave está en acordar que se espera una conversación libre de prejuicios de parte y parte.

5. Empezar de cero es posible, saltar al vacío con miedo pero saltar, es una expresión que utilizo cuando de tomar decisiones se trata, aprendí a reconocer qué tanta fortaleza emocional y psicológica poseo para asumir las consecuencias de la decisión tomada. Reconocer que es posible empezar de cero o desde la experiencia y que soportar relaciones, lugares, personas, situaciones que me hacen sentir mal, por miedo al cambio, no es una opción.

6. La higiene del sueño, aprendí a cuidar mi sueño como un importante proceso neurocognitivo, “dime cuánto y cómo duermes y te diré qué problema de salud emocional, relacional o mental tienes”, el buen sueño es primordial, ayuda a que los procesos psicológicos básicos (memoria, atención, percepción, juicio, conciencia, entre otros) funcionen bien, el buen sueño es un tesoro, su función principal es la de crear nuevas carreteras sinápticas que facilitan la realización de actividades diarias y de paso, cuidar las relaciones con los otros, un buen dormir, te garantiza un buen estado emocional, psicológico y cognitivo.

Adriana Sofía Silva Silva

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