Iniciamos este blog con una frase de Einstein: “la ciencia sin la religión es manca, la religión sin la ciencia es ciega". Con esto, Einstein pretendía decir que cuando la ciencia se lleva a sus extremos, se llega al límite de lo misterioso, ese punto en el cual se produce asombro y fascinación de aquello que no tiene explicación. Y de igual forma que una creencia espiritual que no se abre hacia los aportes científicos tiende a encerrarse en sus dogmas y por ende puede llegar a quedar ciega.
Ambas ramas en combinación ofrecen al ser humano un amplio espectro de conocimiento y esperanza ante situaciones que generan miedo y zozobra, como la que se presenta hoy en día. Así como la matemática en la ciencia brinda conocimiento para generar modelos matemáticos, con el fin de predecir comportamientos y con base en eso tomar decisiones, la oración y la meditación en la espiritualidad desarrollan fe y confianza.
Desde puntos de vista científicos y espirituales, muy posiblemente podemos a llegar a converger a una misma pregunta: ¿qué va a pasar con la crisis actual? .Y es allí donde debemos tomar los aportes que nos da cada una de estas áreas y generar una actitud de confianza e ilusión de una pronta y positiva salida.
El hecho de ser educadores de las ciencias exactas como las matemáticas, la física o la química, no nos debería apartar de un aspecto que forma parte de nuestro ser, como lo es la espiritualidad, tan enriquecedora y complementaria como cualquier ciencia. Esta no es un invitación a seguir algún tipo de corriente religiosa o filosófica, es una reflexión a ver que ambas áreas son herramientas útiles y complementarias para el ser humano en situaciones como las que enfrenta hoy en día.